Madre de todos los pueblos,
Madre que conoce el sufrimiento de los que caminan lejos de su tierra, hoy me acerco a ti con el corazón en las manos para pedirte un favor especial: la protección, la salud, la esperanza y el consuelo de todos los migrantes del mundo.
Tú que apareciste en el Tepeyac como señal de amor para los humildes, escucha hoy el clamor de tus hijos que, obligados por la necesidad, por la violencia o por los sueños de un futuro mejor, dejan su patria, su casa, su familia y sus raíces. Tú que conoces el dolor de la separación, la incertidumbre del camino y el miedo a lo desconocido, sé Madre y compañía de todos los que migran.
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Madre del camino
Virgen querida, acompaña cada paso de los migrantes. Cuando sus pies sangren de cansancio, sé su descanso. Cuando sus hombros se doblen por la carga, sé su alivio. Cuando la noche los encuentre sin techo, sé su refugio.
No permitas que el desierto los venza, que el río los devore, que la frontera los cierre. Haz que siempre encuentren un corazón bueno, una mano solidaria, un gesto de misericordia.
Protectora en la adversidad
Virgen del Tepeyac, mira a los que huyen de la pobreza, de la violencia, de la injusticia. Mira a las madres que llevan en brazos a sus hijos, a los jóvenes que sueñan con un mañana distinto, a los ancianos que buscan una última oportunidad de vida.
Protégelos en su camino, líbralos de los peligros, defiéndelos de quienes quieren aprovecharse de su necesidad, aparta de ellos a los traficantes de personas, a los que siembran violencia, a los que venden falsas esperanzas.
Madre de la salud
Virgen Santa, muchos migrantes enferman en el camino. La fatiga, el hambre, el frío, la sed y las largas jornadas quiebran su cuerpo. Pon tu mano sobre ellos, dales fortaleza, dales salud, dales ánimo para seguir adelante.
Haz que nunca falte un pedazo de pan, un vaso de agua, un lugar donde reposar. Haz que siempre aparezca alguien que tienda la mano, que abra su casa, que comparta lo que tiene.
Madre del consuelo
Virgen de Guadalupe, no permitas que el corazón de los migrantes se llene de tristeza. Cuando extrañen su tierra, consuélalos. Cuando lloren por la ausencia de sus familias, abrázalos. Cuando se sientan rechazados, recuérdales que tú los amas.
Que nunca pierdan la fe, que nunca pierdan la esperanza, que nunca olviden que son hijos de Dios y que tienen una Madre que los acompaña.
Madre de la justicia
Virgen Santísima, intercede por ellos ante los gobernantes de las naciones. Que abran caminos de justicia, que respeten la dignidad de cada ser humano, que no cierren las puertas a los necesitados. Que entiendan que cada migrante es hermano, que cada migrante tiene un nombre, un rostro y una historia.
Ilumina las mentes de los poderosos para que construyan leyes justas, para que protejan a los vulnerables, para que nunca más se levanten muros de odio, sino puentes de solidaridad.
Virgen del Tepeyac, Madre de todos
Tú eres la Madre de México, pero también de todos los pueblos de América, y de todos los que, en cualquier rincón del mundo, sufren por tener que migrar. Que tu manto, Virgen querida, cubra a los que viajan en trenes peligrosos, a los que cruzan mares en balsas frágiles, a los que caminan miles de kilómetros con la esperanza en el corazón.
Haz que nunca se sientan solos, que nunca se sientan abandonados, que siempre sepan que tú los acompañas.
Letanía de súplica por los migrantes
Virgen de Guadalupe, ruega por los migrantes.
Virgen de Guadalupe, camina con ellos.
Virgen de Guadalupe, protégelos de los peligros.
Virgen de Guadalupe, consuela sus lágrimas.
Virgen de Guadalupe, acompaña a los niños migrantes.
Virgen de Guadalupe, sostén a las madres en camino.
Virgen de Guadalupe, fortalece a los padres que buscan trabajo.
Virgen de Guadalupe, abre puertas donde parece no haber salida.
Virgen de Guadalupe, enséñanos a ser solidarios.
Virgen de Guadalupe, ruega por los migrantes.
Madre que nunca abandona
Virgen querida, tú estuviste al pie de la cruz con tu Hijo, compartiendo su dolor. Así también quédate junto a los migrantes que sufren, acompáñalos en su cruz, fortalece su espíritu y dales siempre la esperanza de la resurrección.
Enséñales que cada lágrima no se pierde, que cada paso está acompañado, que cada sufrimiento es escuchado en el cielo.
Madre de la familia migrante
Te pido también por las familias que se quedan en el lugar de origen. Por las madres que esperan noticias de sus hijos, por los esposos que extrañan a sus parejas, por los niños que sueñan con volver a ver a sus padres. Dales paciencia, dales fortaleza, dales fe.
Que nunca pierdan el amor, que nunca se rompa el vínculo familiar, que siempre sientan que, a pesar de la distancia, están unidos por el corazón y por la oración.
Madre de la esperanza
Virgen Santa, cuando todo parezca oscuro, enciende una luz. Cuando las puertas estén cerradas, abre un camino. Cuando el miedo paralice, sopla valor. Cuando las fuerzas se acaben, regala fortaleza.
Tú eres la Madre que nunca abandona, tú eres la Señora que siempre escucha, tú eres la Virgen que intercede sin cansancio.
Agradecimiento
Gracias, Virgen de Guadalupe, porque sé que escuchas mi oración. Gracias porque sé que ya estás caminando con cada migrante, que tu manto los cubre, que tus manos los sostienen, que tu ternura los envuelve.
Gracias porque, aunque yo no vea los frutos todavía, confío en que tu intercesión nunca falla.
Virgen de Guadalupe, Madre de los migrantes, recibe esta súplica. Quédate siempre con ellos, acompáñalos en el camino, protégelos de todo mal, y llévalos siempre de tu mano hacia la casa de Dios.
Amén.
















