La muerte no es el final para quienes creemos en Cristo. Es un paso hacia la vida eterna, hacia el encuentro definitivo con el amor de Dios. Sin embargo, quienes quedamos aquí, cargamos con la tristeza de la ausencia y con el anhelo profundo de que nuestros seres queridos descansen en paz. Por eso, rezar una oración para pedir por el descanso eterno es uno de los actos de caridad más grandes que podemos ofrecer.
Cuando elevamos nuestra voz al cielo por un alma que ha partido, nos convertimos en puente de misericordia. Pedimos a Dios que acoja, que sane, que perdone. Y en esa oración, también nosotros encontramos consuelo y esperanza.
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Oración para pedir por el descanso eterno
Oh buen Jesús, que durante toda tu vida te compadeciste de los dolores ajenos, mira con misericordia las almas de nuestros seres queridos que están en el Purgatorio.
Oh Jesús, que amaste a los tuyos con gran predilección, escucha la súplica que te hacemos, y por tu misericordia concede a aquellos que Tú te has llevado de nuestro hogar el gozar del eterno descanso en el seno de tu infinito amor.
Concédeles, Señor, el descanso eterno y que les ilumine tu luz perpetua.
Que las almas de los fieles difuntos por la misericordia de Dios descansen en paz.
Amén.
¿Qué significa pedir por el descanso eterno?
La Iglesia enseña que el alma, después de la muerte, necesita purificarse antes de entrar en la presencia de Dios. Esa etapa se llama Purgatorio, y es donde el alma se prepara para el cielo. Nuestras oraciones ayudan a que ese tránsito sea más ligero, más lleno de luz y misericordia.
Cuando pedimos por el descanso eterno, lo que hacemos es clamar a Dios para que reciba a nuestros seres queridos en su Reino. Es un acto de amor que une el cielo y la tierra, un testimonio de fe en la resurrección y la vida eterna.
¿Cuándo se reza esta oración?
No hay un momento único, pero puedes rezarla especialmente en:
- El aniversario del fallecimiento de un ser querido.
- Durante la Misa por difuntos.
- En el Día de los Fieles Difuntos (2 de noviembre).
- Cuando visitas el cementerio o el lugar donde descansan sus restos.
- Al encender una vela en su memoria.
También puedes incluirla en tus oraciones diarias para mantener vivo su recuerdo en el corazón de Dios.
Ofrenda breve por un alma difunta
Señor, en tus manos deposito a (nombre del difunto).
Gracias por su vida, por todo lo que compartimos.
Concédele la paz, el descanso, la alegría de tu Reino.
Ilumina su alma con tu luz eterna.
Y que desde el cielo nos cuide, hasta el día del reencuentro.
Amén.
Versículos bíblicos sobre la vida eterna
Estas citas te pueden acompañar en tu oración y en el consuelo del alma:
- Juan 11, 25: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque muera, vivirá.”
- Sabiduría 3, 1: “Las almas de los justos están en las manos de Dios, y no las alcanzará tormento alguno.”
- Apocalipsis 14, 13: “Dichosos los muertos que mueren en el Señor… Descansarán de sus trabajos, porque sus obras los acompañan.”
Oración de consuelo para los que quedamos
Señor Jesús, tú lloraste ante la tumba de tu amigo Lázaro.
Tú sabes lo que es el dolor de una despedida.
Hoy vengo a ti con mi tristeza, con mi vacío y mi nostalgia.
Ayúdame a aceptar tu voluntad, y a creer que la muerte no es el final.
Dame paz en el corazón, esperanza en la eternidad,
y el consuelo de saber que mi ser querido ya está contigo.
Amén.
¿Qué más puedo hacer por los difuntos?
- Ofrecer una Misa en su nombre.
- Rezar el Rosario por su alma.
- Hacer obras de caridad en su memoria.
- Visitar su tumba con fe y gratitud.
- Escribir una carta y ofrecerla como oración.
Estas acciones son formas concretas de amor que acompañan a nuestras oraciones y las llenan de vida.
Rezar una oración para pedir por el descanso eterno es un acto de fe, de gratitud y de esperanza. Es confiar en que Dios, que es amor y misericordia, acogerá a quienes amamos en su abrazo eterno. Es también una manera de sanar nuestras heridas y de mantenernos unidos a quienes han partido, desde el corazón, desde la fe.
No dejemos que el tiempo borre su memoria. Recemos por ellos con devoción y amor, y hagamos de nuestra vida una ofrenda por la suya.
Concédeles, Señor, el descanso eterno. Y brille para ellos la luz perpetua. Amén.


















