Oración de la mañana a San José

Oración de la mañana a San José

Hoy, al comenzar este nuevo día, me acerco a ti con humildad, San José, hombre justo, silencioso y fiel. Tú que fuiste protector del Salvador y custodio de María, recibe esta plegaria matutina y acompáñame en cada paso que dé desde el amanecer hasta el anochecer.

Así como entregamos nuestras cargas en la oración del desespero, hoy te entrego mis preocupaciones para que las transformes en fortaleza y confianza.

Te agradezco por este nuevo día

Gracias por el don de la vida, por el aire que respiro, por el techo que me cobija, por la familia que me ama. Gracias por cada oportunidad de ser mejor, por cada desafío que me empuja a crecer. Como agradecemos en la oración a la Virgen de Guadalupe, hoy reconozco cada pequeña bendición como un regalo de Dios.

Gracias también por el trabajo, por el sustento, por la responsabilidad de servir con mis manos. Si hoy no lo tengo, te pido que me guíes en el camino a encontrarlo, como suplicamos en la oración para el trabajo.

Guía mi jornada como guía de la Sagrada Familia

Que cada decisión esté orientada al bien. Que en medio del ruido y la prisa, no olvide que mi misión es vivir con fe, trabajar con amor y cuidar a los míos. Que yo sea instrumento de paz en el lugar donde me encuentro, como pedimos también en la oración a San Judas Tadeo por el hogar.

San José, tú que conoces el valor del silencio, la fuerza de la paciencia y el fruto del esfuerzo honesto, enséñame a vivir este día con humildad y gratitud.

Protégeme de todo mal y acompáñame en mis tareas

Te ruego, San José, que alejes de mí las malas intenciones, la envidia, el juicio y toda energía que quiera apartarme del propósito divino. Que mi entorno esté cubierto de tu paz y de tu ejemplo. Como pedimos en la oración universal del Papa Clemente XI, ayúdame a entregarlo todo sin esperar nada, a confiar sin exigir.

Cuida de mi familia mientras salgo al mundo

Dejo bajo tu amparo a los que amo. Que mientras yo salgo a luchar por el sustento, tú los cubras con tu bendición. Si alguno de ellos está enfermo, intercede como lo haría un padre amoroso, y llévalos a la sanación, como pedimos en la oración por los enfermos.

Y si el día trae noticias tristes, cansancio o desaliento, recuérdame que no camino solo. Que tú me acompañas con tu intercesión silenciosa pero poderosa.

Gracias por estar siempre presente

Gracias por enseñarme que el amor se demuestra en lo simple, que el trabajo es oración si se ofrece con fe, y que el silencio también habla cuando es guiado por Dios. Que hoy mi vida te honre como tú honraste a Jesús en cada acto oculto del día a día.

Y si al final de esta jornada me siento vacío, acudiré a la oración de la noche con la certeza de que me escuchaste desde el primer rayo de sol.

Amén

San José, bendito sea este día que inicia contigo. Que tu presencia me inspire a vivir con entrega, con templanza, con bondad. Que no me falte tu protección, y que al terminar esta jornada, pueda mirar atrás y agradecer cada paso guiado por tu mano.

Para más plegarias que acompañan la jornada entera, puedes leer también la oración de Santo Tomás de Aquino o dedicar la tarde con esta oración serena y confiada.

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