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Aparición a Santa Catalina Labouré: origen de la Medalla Milagrosa
La noche del 18 de julio de 1830, en la Rue du Bac de París, la joven novicia Catalina Labouré fue despertada por un “niño de luz” que la condujo a la capilla de su convento. Allí vio a la Virgen sentada en el sillón del director espiritual. Cuatro meses más tarde —27 de noviembre— la Madre de Dios se le apareció de pie sobre un globo, rayos saliendo de sus manos y un óvalo alrededor con la inscripción: “Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti”. María pidió acuñar una medalla con esa imagen: “Quienes la porten recibirán grandes gracias”. Así nació la Medalla Milagrosa.
Simbología de la M, la cruz y las doce estrellas
La cara principal muestra a María con rayos —las gracias concedidas—; los que no brillan representan gracias que la gente no pide. El reverso porta una M coronada por una cruz: unión de Madre e Hijo en la redención. Bajo la M: dos Corazones —el de Jesús coronado de espinas y el de María traspasado por una espada—; y el óvalo con doce estrellas, símbolo de la Iglesia y eco de Ap 12,1. Llevar la medalla es vivir bajo ese abrazo trinitario.
Promesas y milagros documentados en todo el mundo
En 1832, París fue sacudida por el cólera; las Hijas de la Caridad distribuyeron 2 000 medallas y los enfermos sanaban o morían en paz. La difusión se volvió vertiginosa: en 1836 ya había 10 millones de piezas, y el papa Gregorio XVI autorizó la devoción. Hoy abundan relatos de conversión —como la del banquero judío Alphonse Ratisbonne, 1842—, curaciones inexplicables y reconciliaciones familiares. Devotos mexicanos combinan su uso con la súplica para tiempos difíciles, testimoniando favores inesperados.
Jaculatoria “Oh María sin pecado concebida” y su poder diario
La frase inscrita en la medalla es una oración indulgenciada. Se recomienda repetirla al colocar la medalla cada mañana:
“Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti.”
Quien atraviesa crisis fuertes añade siete veces la invocación seguida de la oración poderosa para pedir ayuda a Dios, uniendo la súplica personal con el gesto de confianza que la Virgen pidió.
Novena de la Medalla Milagrosa: guía del 19 al 27 de noviembre
Cada día se reza un misterio gozoso, la jaculatoria y esta oración breve:
“Virgen de la Medalla Milagrosa, derrama tu luz sobre mi alma; concede la gracia que humildemente pido (…), si es para bien de mi salvación.”
El 27 se hace la “ofrenda de luz”: una vela blanca junto a la medalla en casa, pidiendo protección durante todo el año.
Oraciones poderosas a la Virgen del Carmen para protección familiar
Oración breve de las tres Avemarías (para la noche):
“María Inmaculada, cúbrenos con tu manto;
Madre y Reina, defiéndenos del mal;
Señora de la Medalla Milagrosa, alcánzanos tu bendición.”
Quien vela a un enfermo suele rezarla junto con la oración para enfermos, poniendo la medalla sobre la almohada.
Devoción mexicana: capillas, escapularios y altares en el hogar
En la Basílica de la Medalla Milagrosa (Col. Roma, CDMX) se imponen medallas a miles el 27 de noviembre. Comerciantes del Centro cuelgan la medalla en la caja registradora “para que nunca falte vuelta”. Familias colocan el cuadro de la Virgen sobre la puerta, rezan la Magnífica poderosa y rocían agua bendita cada primer sábado.
Rito de imposición y renovación de la medalla
La primera medalla debe ser impuesta por un sacerdote con esta fórmula: “Recibe este signo sagrado, vive como hijo de María.” Si el cordón se rompe, se sustituye sin repetir la imposición, tocando la nueva medalla con la antigua. Muchos fieles guardan la medalla vieja en un rosario o la entierran junto a un árbol como ofrenda de gratitud, repitiendo tres veces: “María, gracias por tus milagros.”


















