Oración a San Francisco de Asis por los Migrantes

San Francisco de Asís, hermano de todos, amigo de los pequeños y testigo alegre del Evangelio, hoy acudimos a tu intercesión para poner bajo tu cuidado a nuestros hermanos migrantes. Tú que abrazaste la pobreza evangélica y aprendiste a llamar “hermano” a todo ser humano y a toda criatura, enséñanos a reconocer el rostro de Cristo en quienes han debido dejar su hogar buscando pan, paz y futuro.

Francisco, manso y humilde de corazón, tú que caminaste ligero de equipaje y preferiste los caminos polvorientos a los tronos, camina ahora junto a quienes cruzan fronteras, puentes y desiertos. Que tu intercesión abra puertas, ablande corazones y haga florecer la fraternidad donde hay rechazo.

Oración de protección en el camino

San Francisco, hermano peregrino, protege a los migrantes en las noches frías, en los pasos inciertos, en los trámites que abruman y en los miedos que paralizan. Que tu espíritu de confianza sostenga sus pasos y tu alegría desarme la tristeza.

Intercede para que manos generosas los acojan con respeto, y para que ninguna violencia, abuso o engaño se interponga en su dignidad de hijos de Dios.

Con esperanza, unimos esta súplica a la oración para enfrentar momentos difíciles, pidiendo fortaleza y consuelo en cada jornada.

Oración por el trabajo digno y el pan de cada día

Poverello de Asís, que amabas el trabajo sencillo de las manos, ruega para que a los migrantes no les falte empleo justo ni salario honrado. Que en los campos, en los hogares, en las fábricas y en los oficios invisibles, sean tratados con equidad y respeto.

Rogamos, además, que su esfuerzo sea valorado y su mesa bendecida: que haya pan, salud y techo, y que el fruto de su trabajo sea motivo de esperanza para quienes quedaron lejos.

Con fe, elevamos también la oración milagrosa para pedir trabajo estable y bendecido, confiados en la Providencia del Padre.

Oración por las familias separadas

San Francisco, que llamabas “hermana” a cada persona y supiste vivir la fraternidad como casa, te pedimos por las familias fracturadas por la distancia. Por las madres que esperan noticias, por los padres que guardan silencio para no preocupar, por los niños que preguntan y por los abuelos que rezan.

Que el amor sea más fuerte que los kilómetros; que la comunicación y la paciencia sostengan el vínculo; que el reencuentro, si es la voluntad de Dios, sea pronto y en paz.

Con cariño presentamos a Dios la oración para proteger a los seres queridos, pidiendo amparo para quienes quedaron y para quienes partieron.

Oración por la acogida y la paz social

Amante de la paz, que supiste desarmar odios con una sonrisa y un saludo de “Paz y Bien”, intercede para que nuestras ciudades sean hospederías de misericordia. Que en nuestras parroquias, escuelas y mercados nadie pregunte primero “de dónde eres”, sino “qué necesitas”.

Haz que los miedos se transformen en diálogo, los prejuicios en encuentro y las fronteras en puentes. Que los gobernantes legislen con sabiduría y los pueblos aprendan que la diversidad es riqueza cuando hay justicia.

Reflexión bíblica para la fraternidad

La Palabra nos recuerda: “Fui forastero y me hospedaron” (Mt 25,35); “No maltratarás al extranjero… recuerda que extranjero fuiste en Egipto” (Ex 22,21); y “No se olviden de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles” (Hb 13,2).

San Francisco, que viviste el Evangelio “sine glossa”, ayúdanos a cumplir estas palabras sin excusas ni aplazamientos, con obras concretas de acogida y reconciliación.

Oración en la soledad y el desarraigo

Hermano Francisco, cuando la nostalgia muerda el alma y los recuerdos pesen como maleta vieja, enséñales a los migrantes a orar con sencillez, a cantar la esperanza como tú cantabas al “Hermano Sol” y a la “Hermana Luna”.

Que la gratitud por cada paso dado, por cada gesto recibido y por cada amanecer, sea medicina para la tristeza y semilla de confianza en Dios.

Jaculatorias franciscanas por los migrantes

“San Francisco, enséñanos el camino de la paz y el bien.”
“Poverello de Asís, abre puertas y corazones para nuestros migrantes.”
“Amigo de los pobres, que ningún hermano sea invisible a nuestros ojos.”
“Francisco, hermano universal, acompaña cada paso y cada frontera.”
“San Francisco, haznos instrumentos de misericordia.”

Cómo rezar esta oración (sugerencia práctica)

1) Elige un momento de silencio y coloca una cruz sencilla o una vela.
2) Haz la señal de la Cruz y ofrece la oración por personas migrantes concretas (nómbralas si es posible).
3) Reza pausadamente este texto, deteniéndote donde el corazón te lo pida.
4) Concluye con el Padre Nuestro, el Ave María y el Credo.
5) Añade una decena del Santo Rosario por los migrantes más vulnerables.
6) Termina con esta jaculatoria: “Paz y Bien para todos los migrantes, por intercesión de San Francisco”.

Oración principal a San Francisco por los migrantes

San Francisco de Asís, hermano de los pequeños, pongo en tus manos a todos los migrantes: los que parten con una mochila y un rosario; los que avanzan con papeles en regla y los que caminan sin documentos; los que sueñan con estudiar, trabajar y sanar, y los que apenas quieren vivir sin miedo.

Ruega por ellos, para que Dios les conceda ruta segura, palabra buena, justicia en los trámites, salud en el cuerpo y paz en el alma. Ruega por los niños en tránsito, para que ningún peligro los alcance; por las mujeres que viajan solas, para que nadie las use ni hiera; por los hombres que cargan la responsabilidad del pan, para que encuentren brazos abiertos y no puertas cerradas.

Intercede por los pueblos de acogida: que comprendan que el otro no es amenaza sino don. Por las autoridades: que administren con sabiduría, protejan a los vulnerables y promuevan la integración. Por la Iglesia: que sea hospital de campaña, mesa de pan compartido y hogar para todos.

Enséñanos a vivir la sencillez, a compartir sin cálculo, a escuchar sin prejuicio, a servir sin figurar. Que el “Paz y Bien” que brotaba de tus labios sea programa de nuestras manos.

Y cuando la noche sea larga y los trámites no avancen, cuando el idioma duela y el salario no alcance, cuando el rechazo se haga frío en la piel, recuérdales, Francisco, que el Altísimo cuida de los gorriones y viste los lirios, y que mucho más cuidará de ellos. Dale a cada migrante un amigo, un trabajo honesto, un lugar seguro y una comunidad donde reír y orar.

Haznos artesanos de paz: que nuestros votos se vuelvan acciones, nuestras plegarias, puertas abiertas; nuestras liturgias, pan compartido; nuestras homilías, abrazos concretos.

Oh Dios Altísimo y glorioso, por intercesión de San Francisco, ilumina las tinieblas de nuestro corazón para ver en el migrante a nuestro hermano; dame fe recta, esperanza cierta y caridad perfecta para acompañarlo; conocimiento y sabiduría para transformar estructuras; humildad y pobreza para no apegarnos a privilegios que excluyen.

Hermano Francisco, colócanos bajo el manto de la Señora Pobreza, para que no acumulando, podamos compartir; para que no temiendo, podamos acoger; para que no desconfiando, podamos abrazar. Y que, al final de cada jornada, podamos decir con gratitud: “El Señor me dio hermanos”, y en ellos te encontramos.

Paz y Bien para los que caminan, Paz y Bien para los que esperan, Paz y Bien para los que acogen. Que el Altísimo, por tu intercesión, haga de nuestros barrios lugares de encuentro y de nuestra mesa, mesa franciscana donde caben todos. Amén.

Oración final

Señor Jesucristo, que hiciste de San Francisco un espejo de tu Evangelio, concédenos por su intercesión amar y servir a los migrantes con corazón sencillo. Que en cada forastero te reconozcamos a Ti, y que nuestras comunidades, libres de miedo, sean casa de fraternidad universal.

San Francisco de Asís, ruega por los migrantes. Paz y Bien. Amén.

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