Historia del Santo Niño de Atocha

Historia del Santo Niño de Atocha: de España a Zacatecas

La devoción al Santo Niño de Atocha nace en Atocha (Toledo, España) durante la Reconquista. Según la tradición, prisioneros cristianos sin auxilio recibían cada noche pan y agua de un niño vestido de peregrino con un canastillo. Nadie podía identificarlo; al comprobar que la estatua del Niño Jesús en la ermita de Atocha quedaba con los zapatos polvosos, entendieron que el mismo Niño salía a socorrerlos. La imagen llegó a Plateros (Zacatecas) en el siglo XVI, traída por mineros que pedían protección en los socavones. Hoy el santuario de Plateros es el tercer sitio de peregrinación en México.

Iconografía: ropa de peregrino, canastilla y bastón

El Niño viste túnica bordó, capa azul, sombrero de ala ancha y concha de Santiago: signos del peregrino medieval. En la mano izquierda lleva canastilla con pan y uvas (alimento y Eucaristía); en la derecha, bastón con calabazo de agua. Los zapatitos se gastan “milagrosamente”, pues el Niño —dicen los devotos— sigue caminando de noche para ayudar a quien lo invoca. Muchos fieles colocan una medallita suya en la maleta antes de viajar, rezando la oración de la Magnífica poderosa para protección.

Milagros históricos: minas de Fresnillo y presos liberados

En 1862, tras una explosión en la mina La Purísima del Fresnillo, mineros atrapados rezaron al Niño; testigos afirman que un niño con lámpara los guió a la salida. Otros relatos narran presos que, tras rogarle, hallaron sus cadenas abiertas. Durante la Revolución, un correo militar aseguró que el Niño apareció dándole agua en el desierto. Estos prodigios cimentaron su fama de libertador y protector de caminantes. Quien afronta peligro extremo suele rezar la súplica para tiempos difíciles ante su estampa.

Oración del Santo Niño de Atocha para la salud de los niños

“Santísimo Niño de Atocha, médico divino,
visita la cama de (nombre del niño enfermo).
Pon en su cuerpo tu bálsamo de vida,
quita todo dolor, devuelve la alegría.
Lo consagro a tu pequeño corazón
para que crezca en gracia y salud. Amén.”

Tras la oración, muchos padres colocan una veladora azul y leen en voz alta la oración para enfermos, ofreciendo los zapatitos del Niño como promesa de gratitud.

Novena para casos desesperados: guía día por día

Se inicia cualquier 17 de mes para culminar el 25 (fecha de la fiesta en Plateros).

  1. Día 1 – Esperanza: encender vela blanca, rezar padrenuestro.
  2. Día 2 – Fe activa: dejar un vasito de agua al Niño.
  3. Día 3 – Caridad: compartir pan con un vecino.
  4. Día 4 – Fortaleza: leer Salmo 23.
  5. Día 5 – Luz: rezar el responsorio “Divino Niñito…”.
  6. Día 6 – Perseverancia: repetir la jaculatoria “Niño caminante, no me abandones”.
  7. Día 7 – Gratitud: agradecer favores recibidos.
  8. Día 8 – Petición: escribir la súplica y dejarla bajo la imagen.
  9. Día 9 – Acción de gracias: rezar la oración poderosa para pedir ayuda y prometer publicar el favor.

Testimonios actuales de curaciones y favores

En CDMX, un niño con leucemia remitió tras que su madre pusiera zapatitos nuevos al Niño y rezara la novena. En California, un trailero cuenta que, luego de colocar una estampa en el tablero y orar la oración de protección, salió ileso de un choque múltiple. En Fresnillo, mineros siguen subiendo la jícara del Niño a los tiros; aseguran cero accidentes desde 2015.

Cómo llevar su medalla o estampa en viajes y hospitalizaciones

La tradición aconseja portar la medalla bendecida colgada del retrovisor o cosida en la mochila. Antes de salir, se reza:

“Niño de Atocha, guía mis pasos y mi camino;
con tu bastón aparta el peligro,
con tu canasto sacia mi necesidad. Amén.”

Quien busca empleo mete una estampa en la carpeta de CV y reza la oración poderosa para un trabajo justo, confiando en la prontitud del Niño peregrino.

Rito del 1.º de enero en Plateros: velas, flores y ofrendas de zapatitos

El año inicia con miles de peregrinos que suben a la basílica de Plateros cargando exvotos: fotografías, muletas, diplomas y, sobre todo, pares de zapatitos nuevos. Se colocan a los pies del Niño como símbolo de sus caminatas nocturnas. Al regresar, los fieles dejan una moneda en la alcancía del santuario y rezan la jaculatoria final:

“Niño de Atocha, Niño valiente,
tú que caminas, nunca me dejes. Amén.”

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