Oración a la Virgen de Guadalupe para poder ser mamá

Oración a la Virgen de Guadalupe para poder ser mamá

Virgencita de Guadalupe, Madre del verdadero Dios por quien se vive, me postro hoy ante ti con el corazón abierto, lleno de amor, esperanza y una súplica que brota desde lo más hondo de mi ser: quiero ser mamá. Anhelo con todo mi ser dar vida, sentir a mi hijo crecer dentro de mí y compartir el milagro de la maternidad.

Me aferro a tu imagen bendita, a tu mirada llena de ternura, y con lágrimas sinceras elevo esta oración de sanación, para que limpies mi cuerpo de todo aquello que impida concebir. Que prepares mi vientre como tierra fértil donde Dios pueda sembrar una nueva vida.

Te entrego mi cuerpo y mi alma, Virgen del Tepeyac

Virgen de las causas difíciles, Tú que consolaste a Juan Diego con palabras de amor, hoy también dime: “¿No estoy yo aquí que soy tu madre?”. Hazme sentir esa paz cuando las dudas me carcomen y la espera se vuelve dolorosa. Dame serenidad cuando la fe flaquea, cuando la soledad me abruma y cuando me pregunto si algún día podré abrazar a mi hijo.

Así como los fieles te oran en momentos de cansancio espiritual como en la oración de la tarde, también yo acudo a ti al final de cada día con la esperanza viva, sabiendo que Tú me escuchas aun en silencio.

Sé mi intercesora en el cielo

Virgencita, presenta mi deseo ante tu Hijo Jesús. Ruega por mí, por mi pareja, por este hogar que quiere crecer. Haznos fuertes, haznos compasivos, y sobre todo, haznos creyentes del amor y del milagro. Que esta oración llegue como incienso a los pies de Dios, con tu manto como guía y tu protección como escudo.

Como suplicamos por nuestra salud física y emocional en momentos duros, tal como se hace en la oración para enfermos, yo también suplico por la salud de mi fertilidad y por la paz de mi alma.

Que esta espera me haga fuerte, no débil

Si el milagro tarda, que no pierda la fe. Si la medicina no da resultado, que no pierda la esperanza. Si mi corazón se rompe cada mes, consuélame, Madre. Acompáñame como solo una madre puede hacerlo. Toma mi mano, siéntate conmigo en el silencio, y hazme saber que no estoy sola.

En medio de esta travesía, quiero ser instrumento de paz, como el ejemplo de fe que nos dejó Santo Tomás de Aquino, quien en su sabiduría encontró a Dios incluso en el dolor más racional.

Que mi corazón sea hogar antes de que llegue el hijo

Enséñame a ser madre antes incluso de serlo. Que mis palabras acaricien, que mis actos reflejen amor, que mi mirada dé paz. Prepara mi alma para amar incondicionalmente, para recibir con alegría, para criar con paciencia y educar con fe. Que este deseo no se vuelva obsesión, sino oración constante. Que el dolor no me amargue, sino me acerque más a ti.

Y si por alguna razón, mi maternidad no llega como yo la espero, dame la luz para entender que tu plan es mejor que el mío. Que quizás ese hijo vendrá por otros caminos, o que mi maternidad será espiritual. Sea cual sea tu voluntad, enséñame a abrazarla.

Gracias por mirarme con amor

Gracias por estar a mi lado, aún cuando mi fe flaquea. Gracias por abrazar cada lágrima y convertirla en esperanza. Gracias por caminar conmigo, incluso cuando me siento vacía.

Hoy te ofrezco esta súplica y todo lo que soy. Mi cuerpo, mis emociones, mis esperanzas. Todo te lo entrego con humildad, confiando en que Tú, Madre de todos, conoces el momento y el camino.

Amén.

También puedes encomendarte al poder de los santos con esta oración de la llave de San Pedro para abrir caminos, o pedir por armonía en el hogar con esta oración a San Judas Tadeo.

Si te sientes abrumada, recuerda que puedes terminar el día con paz gracias a esta oración para terminar el día y así dejarlo todo en manos de Dios.

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