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Oración a la Virgen de la Salud por una madre enferma
Virgen de la Salud, hoy vengo ante ti con una súplica que sale del alma. Mi madre está enferma. Esa mujer que me dio la vida, que me enseñó a rezar, que me abrazó cuando tuve miedo… hoy necesita tu abrazo más que nunca. Yo no puedo hacer más, y por eso te la entrego, confiando en tu ternura, en tu compasión y en tu poder de intercesión.
Así como te rezamos con esperanza en la oración de sanación a la Virgen de Guadalupe, hoy lo hago desde el corazón, por la salud de mi mamá.
Ella, que siempre fue fuerte, hoy necesita fuerza
Madre bendita, tú sabes cuánto ha dado la mía por nosotros. Cuántas noches se desveló, cuántas veces se calló su dolor para que nosotros no sufriéramos. Hoy sus fuerzas ya no son las mismas. Su cuerpo está cansado, su ánimo está apagado. Y yo, que siempre la vi fuerte, hoy la veo frágil. Por eso te pido, Virgen de la Salud: tócale el cuerpo, sana sus órganos, restaura su energía, levanta su espíritu.
Como nos enseñan las oraciones nocturnas para confiar en medio de la oscuridad, también yo quiero aprender a confiar, aunque mis ojos solo vean dolor.
Que no pierda la fe, aunque el cuerpo falle
Virgen santa, cuídala en su cama como tú cuidaste a tu Hijo en su pasión. Sé su consuelo en las madrugadas de dolor, sé su fuerza cuando le falte el aliento, sé su esperanza cuando crea que no puede más. Y si por momentos se siente sola, hazle saber que tú estás ahí, presente, silenciosa, pero poderosa.
Así como buscamos alivio en momentos imposibles con la oración del desespero, hoy me aferro a ti para que ella encuentre sanación y descanso.
Dame también a mí fortaleza para acompañarla
No solo ella sufre, Madre. También yo. Porque ver a una madre enferma duele como nada más. Porque uno quiere hacer algo y no puede. Porque el alma se llena de miedo, de impotencia, de ansiedad. Ayúdame a ser fuerte, a no derrumbarme, a sostenerla como ella me sostuvo tantas veces. Que mi presencia le dé paz. Que mi amor le dé consuelo. Que mis palabras le recuerden que no está sola.
Como quienes confían en la oración para los enfermos, también yo te pido que pongas tus manos sobre su frente, y le devuelvas la paz y la salud.
Si es tu voluntad, sana a mi madre
No vengo a exigirte, María, vengo a suplicarte. Si está en los planes de Dios, devuelve la salud a mi madre. Que vuelva a sonreír, a caminar con energía, a vivir sin dolor. Pero si no es así, si el tiempo de prueba continúa, que nunca le falte tu consuelo ni tu compañía.
Como quienes se encomiendan en la oración por el hogar, también yo te pido que bendigas nuestro espacio familiar con tu presencia amorosa.
Gracias por estar junto a ella cada día
Gracias por acompañarla cuando se siente sola. Por sostenerla cuando no tiene fuerzas. Por bendecir a los médicos que la atienden. Por guiar nuestras decisiones. Gracias por ser refugio, bálsamo, esperanza. Sé que tú estás ahí, aunque no te vea. Que escuchas, aunque no te oiga. Que actúas, aunque no lo note.
Como en la oración de la tarde entregamos el día, hoy entrego la salud de mi madre en tus manos amorosas.
Amén
Virgen de la Salud, intercede por mi madre. Sana su cuerpo, calma su alma, y si no puede sanar del todo, que al menos nunca pierda la paz. Te confío su vida, su dolor y su esperanza. Gracias por escuchar esta plegaria que nace del amor más puro. Amén.


















