Oración contra el Parkinson y temblores

Oración a la Virgen de Guadalupe para pedir fortaleza en el Parkinson

Virgen Santísima de Guadalupe, Madre llena de amor y compasión, vengo hoy a tus pies para pedir tu intercesión en medio de esta enfermedad que debilita mi cuerpo y provoca temblores que me hacen sentir frágil. Tú, que conoces el sufrimiento de tus hijos, acompáñame en este camino de dolor y dame fortaleza para no perder la fe.

Señora del Tepeyac, así como consolaste a Juan Diego con tus palabras: “¿No estoy yo aquí que soy tu Madre?”, consuélame también a mí en mis temblores y limitaciones. Sé mi refugio seguro y el alivio de mi alma cansada.

Virgen Morena, esperanza de los enfermos

La Palabra de Dios nos recuerda en el Salmo 73:26: “Mi carne y mi corazón desfallecen, pero Dios es la fortaleza de mi corazón y mi herencia eterna”. Madre mía, aunque mi cuerpo se debilite por el Parkinson, que mi espíritu permanezca firme en el amor de Cristo.

Virgen de Guadalupe, tú que fuiste la Madre cercana al pie de la cruz (Jn 19,25), acompáñame en mi propia cruz. Intercede por mí para que Jesús me conceda paz en medio de la enfermedad, serenidad en el dolor y consuelo en mis noches de cansancio.

Oración de sanación y confianza

Virgen Santa, toca con tu ternura mis manos temblorosas y mi cuerpo fatigado. Intercede ante tu Hijo para que la medicina surta efecto, para que los médicos sean iluminados en mis tratamientos y para que cada día tenga fuerzas nuevas para enfrentar mis limitaciones.

Quiero unirme a esta súplica rezando el Padre Nuestro y el Ave María, sabiendo que estas oraciones son como bálsamos que fortalecen mi corazón. También me uno a la oración de los enfermos, porque sé que no estoy solo(a) en este camino, sino acompañado por la fe de toda la Iglesia.

Cómo rezar esta oración en medio del Parkinson

Esta plegaria puede rezarse al comenzar el día, pidiendo paciencia y fortaleza, y en la noche, entregando a Dios el cansancio y las dificultades. Muchos devotos también la acompañan con el Santo Rosario, porque cada Avemaría es un latido de esperanza que calma la ansiedad.

Si la enfermedad provoca tristeza, se puede unir a la oración para la paciencia en la enfermedad o a la oración a Cristo por calma en ataques de ansiedad, para recibir consuelo y serenidad interior.

Virgen de Guadalupe, Madre que nunca abandona

Madre del Cielo, no dejes que esta enfermedad robe mi fe. Aunque mis manos tiemblen, que nunca tiemble mi esperanza. Aunque mis pasos sean lentos, que nunca deje de caminar hacia Jesús. Y aunque mis fuerzas decaigan, que mi alma se mantenga siempre en paz contigo.

Si algún día recupero fuerzas o experimento alivio, elevaré la oración de agradecimiento, reconociendo que toda mejora es don del Señor.

Palabras finales de confianza

Virgen Santísima de Guadalupe, pongo en tus manos mi enfermedad, mis temblores y mi fragilidad. Cúbreme con tu manto y llévame siempre hacia tu Hijo Jesús, único que puede darme paz y salvación. Amén.

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