Oración antes de dormir para pedir serenidad y tranquilidad en el corazón

Señor Jesús, al terminar este día vengo a Ti con sencillez. Mi corazón busca reposo y serenidad. Tu Palabra me dice: “No se inquieten por nada; más bien, preséntenselo todo a Dios en oración… y la paz de Dios… custodiará sus corazones” (Filipenses 4,6-7). Con esa promesa me arrodillo espiritualmente y te entrego mis cargas, mis pensamientos y todo lo que hoy me robó la calma.

“Tú, Señor, me haces vivir confiado” (Salmo 4,8). Por eso, mientras cierro los ojos, pongo mi mente bajo tu luz. Dame un sueño profundo; aleja la ansiedad que oprime el pecho y devuélveme la paz que solo viene de Ti: “La paz les dejo, mi paz les doy” (Juan 14,27).

Acto de confianza para calmar la mente

Jesús manso y humilde de corazón (cf. Mateo 11,28-29), enséñame a descansar en Ti. Si el recuerdo de alguna herida aparece, tómala en tus manos. Si surge un temor, repito: “El Señor es mi pastor, nada me falta… Él me conduce hacia fuentes tranquilas” (Salmo 23,1-3). Que tu presencia apacigüe mis pensamientos y me regale serenidad en lo más hondo del alma.

Quiero acompañar esta súplica con palabras sencillas de la Iglesia: el Padre Nuestro que me enseña a confiar, el Ave María que me cobija bajo el manto de tu Madre, y el Credo de los Apóstoles que fortalece mi fe antes del descanso.

Oración por serenidad en medio de la ansiedad nocturna

Señor, cuando la noche trae inquietudes, yo miro a tu cruz y me dejo abrazar por tu misericordia. Si la ansiedad vuelve, me uno a tantos hermanos que elevan la oración para encontrar serenidad en momentos de ansiedad y la oración a Cristo por calma en ataques de ansiedad. Dame paciencia para aceptar lo que no puedo cambiar y valentía para vivir el mañana contigo.

Virgen Santísima, Madre de la paz, cúbreme con tu ternura como lo haces con quienes rezan la oración a la Virgen para dormir en paz. Que en tu regazo maternal encuentre sosiego y que mi hogar quede guardado bajo tu mirada.

Intercesión y protección durante la noche

Madre de Guadalupe, te confío esta noche como tantos lo hacen en la oración de la noche a la Virgen de Guadalupe. Y a ti, San Judas Tadeo, apóstol de la esperanza, te pido que presentes mi súplica como en la oración de la noche a San Judas Tadeo, para que mi corazón se aquiete y descanse confiado.

San Miguel Arcángel, defiéndeme en esta batalla interior; acompáñame como lo piden los fieles en la oración a San Miguel Arcángel, y que ninguna sombra perturbe mi sueño. Y tú, San Charbel, maestro del silencio, ayúdame a aquietar la mente como en la oración nocturna a San Charbel, para que, sin ruidos por dentro, descanse en Dios.

Cómo rezarla y mantener la calma del corazón

Busca un rincón tranquilo, apaga la luz fuerte y respira hondo tres veces. Pronuncia despacio esta oración, y si lo deseas, repite alguna jaculatoria breve como “Jesús, en Ti confío”. Si el temor insiste, vuelve a la Palabra: “Yo estoy con ustedes todos los días” (Mateo 28,20). Antes de acostarte, puedes reforzar tu paz con una lectura breve del Evangelio o con una oración que ayude a disipar temores, como las oraciones para dormir y disipar el miedo.

Si en medio de la noche despiertas, no te inquietes: repite lentamente el Padre Nuestro o una decena del Rosario, y vuelve a decir con fe: “En paz me acuesto y enseguida me duermo” (Salmo 4,8). El Señor está contigo.

Palabras finales en oración

Señor, me entrego a Ti. Toma mis pensamientos, mi respiración y mis latidos. Tú conoces mis luchas; hoy te pido serenidad para mi mente y tranquilidad para mi corazón. Que tus ángeles custodien mi descanso y que la noche sea abrazo de tu misericordia.

“Encomienda al Señor tu camino; confía en Él, y Él actuará” (Salmo 37,5). En tus manos me quedo, Jesús. Amén.

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