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Oración de la mañana a San Francisco de Asís
San Francisco de Asís, santo de la alegría simple y del amor profundo, esta mañana me uno a tu cántico de alabanza. Quiero comenzar el día bendiciendo al Creador como tú lo hacías: con el corazón liviano, el alma abierta y los ojos atentos a la belleza de lo cotidiano.
Así como al finalizar la jornada recurrimos a la oración para terminar el día, hoy inicio mi amanecer confiando en tu intercesión serena, que abraza todo con paz.
Gracias por este nuevo día
Gracias por el sol que ilumina mi rostro, por el aire que respiro, por el canto de los pájaros que despierta mi espíritu. Gracias por los pequeños milagros que pasan desapercibidos. Como agradecemos en la oración de sanación a la Virgen de Guadalupe, hoy valoro cada segundo con gratitud sincera.
Gracias también por las pruebas, porque me enseñan humildad. Gracias por el trabajo que tengo o que estoy buscando, porque me recuerda que todo lo que tengo viene de Dios, como pedimos en la oración por el trabajo.
Hazme instrumento de tu paz desde temprano
San Francisco, hoy quiero que mis palabras sanen, que mis gestos construyan, que mi presencia traiga calma. Hazme instrumento de tu paz desde que despierto. Que mi trato con los demás esté lleno de ternura, incluso en la prisa del día.
Como pedimos luz en la oración del Papa Clemente XI, hoy pido sabiduría para entender, paciencia para escuchar y fe para actuar sin miedo.
Enséñame la alegría de lo simple
No permitas que la rutina me robe la dicha de vivir. Que descubra a Dios en cada detalle, en cada rostro, en cada flor. Que sirva con gusto, que camine sin quejarme, que valore lo que tengo y comparta sin esperar nada a cambio.
Que mis ojos vean con compasión, como tú mirabas a los más pobres. Que mi alma abrace incluso al que me cuesta. Que viva hoy sin rencor, como quien reza de corazón la oración del desespero y aún así elige confiar.
Protege mi entorno, mi gente y mis decisiones
Te pido por los que amo: mi familia, mis amigos, mis compañeros. Que hoy tú, San Francisco, intercedas para que tengan un día lleno de paz y sentido. Que si alguno está enfermo, encuentre consuelo y sanación, como lo pedimos también en la oración por los enfermos.
Cubre mis decisiones, mis palabras y mis pensamientos. Que cada acción sea una forma de oración viva.
Gracias por tu ejemplo humilde
Gracias por recordarnos que menos es más. Que amar sin medida vale más que cualquier logro. Que servir en silencio es la mayor forma de grandeza. Hoy, al comenzar este día, quiero caminar con tu espíritu sencillo pero inmenso.
Y si llega el cansancio o la tristeza, acudiré a la oración a San Judas Tadeo y también a ti, sabiendo que la fe no se trata de huir, sino de seguir confiando con ternura.
Amén
Amén, San Francisco de Asís. Que este día esté lleno de tu presencia suave. Que viva sin miedo, sin prisa, sin orgullo. Que este día sea un canto de gratitud y un suspiro de fe. Y que al caer la noche, pueda descansar sabiendo que caminé contigo.
Y si deseas cerrar el día con la misma fe con que lo iniciaste, te invito a rezar también la oración de la tarde, en silencio y con paz.
















