Table of Contents
Oración de la mañana para agradecer a Dios
Amado Dios, al abrir los ojos esta mañana, lo primero que quiero decirte es: gracias. Gracias por darme una nueva oportunidad de vivir, de respirar, de amar y de seguir creciendo bajo tu luz. Agradezco este día como un regalo divino, un suspiro más que me permite seguir caminando hacia ti.
Como lo hacemos también al final del día con la oración para terminar el día, hoy quiero empezar desde el alba entregándote todo mi ser, con humildad y alegría.
Te entrego mis pensamientos, mis palabras, mis pasos
Señor, que cada decisión que tome hoy sea reflejo de tu voluntad. Que mis pensamientos estén llenos de bondad, que mis palabras lleven consuelo, y que mis acciones siembren paz. Así como oramos por fortaleza en los momentos más duros, como en la oración del desespero, también te doy gracias por la calma que me regalas hoy.
Gracias por mi familia, por mis padres, por mis hijos, por quienes me rodean, y por aquellos que me acompañan en espíritu desde el cielo. Te los encomiendo con todo mi amor, al igual que te pedimos protección para ellos en la oración por el hogar.
Gracias también por lo difícil
Gracias por las pruebas que me han hecho más fuerte. Gracias por las lágrimas que se transformaron en fe. Gracias por los caminos cerrados que me empujaron hacia nuevas puertas. Gracias, Dios mío, porque incluso cuando no entiendo tu plan, sé que me estás moldeando.
Así como pedimos por fortaleza mental en la oración universal del Papa Clemente XI, yo hoy quiero agradecerte por darme claridad y confianza para enfrentar este nuevo día.
Hoy quiero ser instrumento de tu paz
Haz de mí un reflejo de tu misericordia. Que cuando alguien me vea, sienta tu presencia. Que cuando hable, mis palabras sanen. Que cuando abrace, transmitas tú mismo el consuelo. Señor, si hoy alguien sufre, que yo pueda aliviarlo; si alguien necesita fe, que yo pueda compartirla.
Al igual que quienes se encomiendan en la oración por salud a San Martín Caballero, yo también reconozco tus bendiciones como sanación para el alma.
Gracias por la salud, el trabajo y el techo
Gracias porque no me faltó un plato de comida. Gracias por el trabajo, por humilde que sea. Gracias por mi hogar, por los que me rodean, por el techo que me cubre del frío. Gracias porque cada cosa buena viene de ti. Y si algo me falta, sé que tú lo proveerás en tu tiempo perfecto.
Como también confiamos en el poder de la oración a San Nicolás de Bari por el trabajo, hoy te ofrezco mi labor como acto de gratitud.
Guía mis pasos hoy y siempre
Señor, que este día no se me pase sin agradecerte por cada pequeña cosa: por el sol, por el canto de los pájaros, por la risa de un ser querido, por un abrazo sincero. Que hoy no me distraiga de lo más importante: tú estás conmigo. Y eso basta.
Que tu presencia me llene de energía como lo hace la oración de la tarde, incluso desde las primeras horas del día.
Gracias, Dios mío, por tanto amor
No hay forma de medir tu generosidad. No merezco tanto, pero aún así me amas sin medida. Por eso, esta oración no es una súplica, es un canto de gratitud. Un himno silencioso que brota de un corazón lleno de fe.
Y si en algún momento del día flaqueo, te buscaré como lo hago en la oración a San Francisco de Asís, no solo para pedirte, sino para agradecerte el privilegio de vivir.
Amén
Amén, Señor. Hoy quiero comenzar mi día contigo, en ti, por ti. Gracias por amarme primero. Gracias por caminar conmigo. Gracias por hacerme sentir que nunca estoy solo.
Si esta oración ha tocado tu corazón, te invitamos a visitar también esta oración de sanación a la Virgen de Guadalupe o esta poderosa súplica a San Jorge para protección diaria.

















